martes, 30 de abril de 2013

EPÍLOGO.


Salí de aquel lugar, creyendo que era un enojo temporario, que mañana seria como antes otra vez. 
 
Esa noche no pude dormir, las secuencias de ese encuentro fallido se sucedían una tras otra en mi cabeza.
 
El sol se asomo tenue, un manto de grises nubes impedían que brillara en todo su potencial, esperé el llamado de mi amo, ese llamado que cada día tempranito me hacía para darme la tarea que debería cumplir.
 
Los minutos pasaban en cámara lenta, por fin la hora señalada llegó, pero el teléfono no sonó.
 
Espere, y espere y el llamado nunca llegó.
 
A si fueron pasando los días, y las semanas y no había noticias de mi amo…
Después de tres semanas de no saber nada de él, tomé coraje no sé bien de donde, y lo llame a su oficina, aunque lo tenía prohibido...
-Por que no me llamó mas amo?, mis palabras eran inseguras, 
 -No te dije que nunca me llamaras a mi oficina?
 
-Si, pero...... no me dejo terminar la oración.
 
-No te llamé, porque me cansé de perder el tiempo con una nena caprichosa, no te llamé, porque en este tiempo no me demostraste nada que haga que quiera volverá educarte.....
 
Ni siquiera pude responderle.
 
-No me llames mas, no quiero volver a saber más nada de vos....
 
Sin que pudiera decir palabra alguna, el teléfono me devolvió el silencio de quien ya no está del otro lado.
 
Quedé desolada, me sentí inútil, vulnerable, triste usada, no comprendía el porqué mi amo había tomado esa determinación...
 
No era suficiente sumisa para él, no le demostré lo que era capaz de hacer, mil preguntas sin respuesta invadían mi cabeza.
 
Los días que siguieron, me encontraron sumida en una profunda tristeza, no terminaba de asimilar lo que había pasado, había sido una historia fuerte, y muy de golpe para mí.
 
El final a esta relación había llegado, una relación que cambio el curso de mi vida para siempre.....

EL FINAL.


Esa fría tarde legó el final a tan apasionada relación
 Estaba saliendo de casa para ir a su encuentro, pero algo me demoró, sabía que mi amo no estaría contento con esto, pues le enojaba mucho si me retrasaba y tenía que esperarme.
Cuando por fin pude llegar al lugar elegido, su ceño estaba fruncido, no respondió a mi saludo, ni siquiera giro su cabeza para mirarme, en silencio abrió la puerta de su auto, subí, y empezamos el viaje hasta nuestro lugar secreto.

La ida fue un tanto tensa, un silencio profundo invadía el viejo auto, que hasta parecía que tampoco quería llegar a destino.

Bajamos, no me tomo de la cintura como lo hacía siempre para guiarme adentro, caminó delante mío como ignorando que seguía sus pasos.

Abrió la puerta, entró y se sentó en su sillón de cuero marrón, encendió un cigarro y solo me observó.

Quede parada en la puerta, sin saber muy bien qué hacer, algo no estaba bien, no me atreví a entrar a aquella vieja habitación.

-Te vas a quedar todo el día ahí parada, o vas a entrar?
Su voz se sintió como un hierro helado que me atravesó la piel.
Entré muy despacio, casi no queriendo hacerlo, cerré la puerta tras de mí, y me dirigí a donde se encontraba él, me puse de rodillas, con mis manos en mi espalda.

-Quiero una explicación en este preciso momento, dijo casi en un susurro.

No entendía muy bien a qué se refería, podía sentir su mirada clavada en mí,
 

-no sé a qué se refiere amo, le respondí sin mirarlo a los ojos, pues lo tenía prohibido.

-Ahora resulta que la niña no sabe a qué me refiero, dijo en tono burlón.

Mi respuesta fue quedarme en silencio.
 
-Perfecto, no quieres contestar no lo hagas.
 
Me tomó del pelo, me levanto con fuerza y una cachetada retumbo en mi cara, 
-Avanzas un paso y retrocedes dos, no estoy jugando, no me gusta jugar, pareces una nena caprichosa porque no le compran la muñeca que quiere.
Que le pasa?
 Me preguntaba en silencio, hice todo lo que me pidió y ordeno para estar a su altura,
 Por qué me dice eso?
Cientos de respuesta y preguntas me hacía a mí misma, tratando de entender el porque de esta situación.
-Andate, me sacas las ganas de todo.
Esas palabras fueron las últimas que escuche de mi amo, aunque en ese momento no me lo imaginaba, me di la vuelta y salí con el corazón paralizado, en silencio, con mis lágrimas a flor de piel.

lunes, 22 de abril de 2013

MI PRIMERA LIBERTAD (parte 1)


Los encuentros con mi amo, ya no me hacían vibrar como al principio, habían pasado casi dos años , desde nuestra primera charla, en donde me tomó como su sumisa, sé que no debería decir esto, se supone que una sumisa debe estar conforme siempre con su amo, al menos eso creía en esos tiempos.

Si bien él me formó, me enseñó, me explicó, y me hizo vivir sensaciones inexplicables,  todo se fue tornando de un color oscuro.

Las ataduras que lastimaban, azotes que debía recibir, casi casi sin sentido, torturas que no terminaba de entender, que se fueron tornaron un momento de mucho miedo, ya que me sentía indefensa y vulnerable.

Solía disfrutar cuando me paseaba por la habitación como una perra con collar y cadena, pero lo cambio por azotes y marcas profundas.
  
No se en ese tiempo pensaba que esto era lo normal, que estaba bien, que debía ser así

Ahora pienso que a lo mejor que el necesitaba alguien con mas experiencia y no recién iniciada como yo.

O quizás el no tuvo la paciencia que enseñarme y respetar mis tiempos.

Me entregue hasta donde me lo permitió, el trato que mi amo tenía hacia mí, era distante, frío.

Me convertí en lo que me ordenó.

Para él solo era un objeto el cual usaría cuando tuviese ganas, se suponía que él era mi amo, así que la tenia la razón, así lo pensaba en ese momento.

Le entregue mi cuerpo, para que lo usara con sus más bajos placeres y fantasías.

Complací y tolere cada una de sus humillaciones, que iban aumentando sin razón sesión tras sesión.

Me supo decir que al collar debía ganármelo, estaba ansiosa por poder llevar en mi cuello su collar, así que día a día ponía mas empeño en aprender a ser una excelente esclava, creo que era lo único que importaba a pesar de todo.

A veces me preguntaba, si estaba bien lo que mi amo hacia conmigo, y ahí no mas me respondía que si, que estaba muy bien que solo era yo la débil que no se aguantaba un poco de dolor.

En ese momento solo podía seguir esforzándome para complacer a mi amo y tratar de que este satisfecho.

El tiempo me hizo ver las cosas de otra manera…

martes, 16 de abril de 2013

MI PRIMERA LIBERTAD.


Las semanas pasaban casi sin darme cuenta, cada encuentro se volvía mas intenso, los limites que alguna vez se establecieron, se cruzaron en muy poco tiempo, mi amo no quería esperar, quería demostrarme toda su experiencia, yo estaba fascinada con todas las experiencias que estaba viviendo, pero había un miedo interno que no se iba con el paso del tiempo, por el contrario renacía en cada encuentro.

Nunca me animé a decirle que esto o aquello no me gustaba, o que ciertos ejercicios me asustaban o que los azotes que daba en mi espalda con su látigo, se convertían en un momento en insoportables.

Las palabras de seguridad que en algún momento me enseño y memoricé, no causaban efecto, mi amo no las escuchaba, solo se detenía cuando descargaba tensiones, quien sabe de que naturaleza.

Las marcas que debía llevar en mi cuerpo, producto de los encuentros, se tornaban cada vez mas difícil ocultarlas, si bien yo compartía la intimidad solo con él, púes una de las principales órdenes de mi amo, fue la de prohibirme tener un noviecito, ni siquiera tenía permitido salir a bailar los sábados en la noche, solo le pertenecía a él, y no me animaba a desobedecerle, ya en algún momento conocí a mi amo verdaderamente enojado por alguna falta mía, y no quería que volviera a repetirse. Como les decía, era muy difícil esconder las marcas en mi casa, si bien al principio solo estaban alojadas en la cola y espalda, poco a poco fueron corriéndose de lugar, para instalarse en brazos, muslos, pechos y estomago, eran de un color muy fuerte y él me decía que siempre las iba a dejar, puesto que a él le excitaban de sobre manera.

Los castigos o enseñanzas como él me decía, se fueron tornando al paso de los meses de placenteras a extremas, de excitantes a temerosas.

Las tareas para el hogar, así lo sabía llamar él, se tornaron casi, casi un tema fijo, todos los días a la mañana temprano, él me llamaba por teléfono y me daba la tarea que debía cumplir ese día, yo, chiquilla un poco tonta e inexperta, las cumplía al pie de la letra, aunque fueran insólitas o humillantes, pensaba que si no las realizaba, mi amo se daría cuenta y eso llevaría a un castigo extremo.

Si bien muy dentro de mí sabía que algo no era del todo normal, no me imaginaba que este seria el principio del fin......

lunes, 8 de abril de 2013

LA RELACÍON CON MI AMO.


La relación con mi amo, marchaba sobre ruedas, experimentaba placeres nunca imaginados, realizaba tareas jamás pensadas, y mi cuerpo era un torbellino de emociones que no sabía que pudiesen existir, me sentía muy segura y sacaba a relucir frente a él mi lado oscuro, el que no conocía.....

Mi amo me enseño que estaba bien que yo pensara así, estaba bien que me gustara ser sometida, humillada, que deseara entregarme a una persona y que se convirtiera en mi único dueño.

Cuando acepte por  fin mi condición de sumisa, cuando la entendí, cuando me sentía cómoda por ser quien era, por conocer lo que realmente deseaba ser, entonces estuve lista para entregarme sin prejuicios a mi AMO.

Una etapa difícil comenzó ahí, descubrí que  muchas cosas jamás imaginadas por mí en este mundo del BDSM.

Descubrí que no todos piensan igual. que no hay una regla  fija en la cual seguir, que ser sumisa no es siempre color de rosas, que es un camino difícil, que a veces se vuelve frustrante cuando las cosas no salen como uno quiere.

Descubrí que el aceptarme sumisa no fue fácil, pues hubo veces, muchas, en las que no estuve de acuerdo con mi AMO, si bien  fue  una maduración de mi mente de mujer, a veces me sentía una chiquilina caprichosa y porque no tonta, que no encontraba algo que me indicara si estaba haciendo bien o no las cosas.

Hubo momentos en los cuáles quise desistir, volver a ser solo una simple mujer, que disfrutaba de sus fantasías en secreto  pero había algo que no le encontraba explicación, que me animaba a continuar.

Hubo momentos en los que quizás no estuve a la altura de mi AMO y solo quise llorar.

Conocí el rigor de los azotes, la tensión de sogas inmovilizándome, la voz de mi AMO ordenándome que hiciera esto o aquello, conocí la seda de un pañuelo impidiendo que viera lo que estaba por suceder, o algún trozo de tela en mi boca, que me ahogaba.

Fui conociendo, el sentirme vulnerable, el morir de vergüenza por estar desnuda frente a él, ser sometida a los placeres y caprichos de ese hombre, que en ese momento tenía el control sobre mí.

Conocí la humillación de ser la perra de mi AMO, en algún momento solo fui su esclava, que no pensaba ni sentía nada solo tenía la obligación de complacer a esa persona.

Aprendí a estar en frente de un hombre, a satisfacer sus fantasías a cumplir con sus expectativas, a realizarle sexo oral, que en cada encuentro debía ser mejor que el anterior.

Fui aprendiendo de a poco, en tiempo real, cada cosa que descubrí, la viví, la sentí en mi cuerpo, en mi mente.

Todo lo que fui descubriendo en este tiempo, me ayudaron a crecer como sumisa, a poder dar una opinión por que ahora si sabía, sí lo había vivido.
 
Alguien me dijo una vez, que cada AMO es único, y que cada uno de ellos va a moldear a su sumisa a su gusto, en aquel tiempo, no preste atención a sus palabras, el tiempo le daría la razón.