miércoles, 15 de mayo de 2013

INTERMEDIO.


Pasaron los días, las semanas, los meses y nunca más supe de mi amo, mi vida siguió su curso.
Si bien no era la misma, ya que mi sumisión ahora entendida y vivida, estaba a flor de piel, no podía volver el tiempo atrás, solo me quedaba recordar cada momento, cada detalle, cada sentimiento, cada sensación, y tratar que esos momento no se fueran nunca de mí.
Sentía que algo me faltaba, si bien las páginas de internet me podían proporcionar imágenes y artículos, yo necesita, volver a sentirlos en mi propia piel.
Una mañana, calurosa de verano, desperté luego de una noche, inquieta, en donde mis sueños me jugaron una mala pasada, pues me hicieron revivir encuentros fogosos con el que había sido hasta hace poco, mi amo.
En medio de una ducha matinal, mis manos, tocaron de manera indecorosa mis genitales, fue el interruptor que encendió de nuevo esa mezcla de sensaciones, ese torbellino que se apoderaba de a poco de mi mente, de mi cuerpo, que hace que simplemente no fuera yo, y le daba lugar a la mujer sumisa, apasionada, obediente.
A partir de esa mañana recree una a una, las tareas que alguna vez me diera mi amo, reviví momentos de algún encuentro en fotos que encontré en la red, extrañe órdenes impartidas.
La vida de una mujer vainilla, siguió su curso, la vida de una mujer sumisa, necesitaba el bdsm para poder seguir adelante, necesitaba el bdsm como parte de sí misma. 
Pasó el tiempo, pasaron meses años y si bien necesitaba poder entregarme a un amo real, el recuerdo de mi relación pasada no me permitía comenzar una búsqueda.
Un día cualquiera encontré una página relacionada exclusivamente al bdsm y los temas que lo conforman.
Ese día sin saberlo la búsqueda empezó, ese día yo misma me asombre, pues encontré a una mujer madura dispuesta a vivir su sumisión plenamente.
Conocí mucha gente de distintas partes de mi país, amos con experiencia, sin experiencia y gente que solo buscaba sexo duro.
Lo más impresionante para mí fue el darme cuenta que ese miedo que sentía había desaparecido, que podía seguir una conversación vía chat, sabiendo de lo que estaba hablando, porque tenía conocimientos, por que en mayor o menos medida, lo había sentido, lo había vivido.
Me sentía cómoda, me sentía entendida, nadie se admiraba al saber mis gustos y preferencias, encontré personas que sentían igual que yo, que pensaban como yo, estaba en mi mundo, podía ser sumisa sin tapujos.
Entre tantos amos que conocí hubo uno con el que concordábamos, me gustaba su manera de ser, y era respetuoso conmigo, hablábamos mucho, no solo de bdsm si no que de la vida misma.
Una tarde sin esperarlo, me dijo que sería bueno que nos conociéramos, que si bien nos entendíamos, estaría bueno, ver si entre nosotros había piel, al principio lo dude, pero después me dijo, porque no?