La sumisión en el BDSM es unaelección de vida. Y como cualquier elección de vida pone en tela de juicio muchas creencias que el sumiso tiene aprendidas. Las creencias de un esclavo son conceptos mentales adquiridos del exterior por afinidad o simple deseo de comodidad y goce. Los esclavos creen muchas cosas sobre sí mismos que luego resultan no ser ciertas. Sin embargo el miedo a experimentarlas hace que se mantengan en el error durante mucho tiempo. La sumisión en el BDSM es una de ellas. Ninguna creencia se sostiene si una experiencia de vida no la enraíza en la esencia del esclavo.
Para saber si la sumisión en el BDSM es tu elección de vida, aunque solo sea una elección temporal, limitada a la duración de una sesión, debes experimentarla y después elegir conscientemente. Y aquí hay que decir que no es una elección fácil. Toda elección importante exige valentía y determinación. A veces, el sumiso debe superar contradicciones internas que se oponen a su deseo. Pero ese deseo es ineludible y en el auténtico sumiso nunca desaparece.
El deseo de sumisión en el BDSM es una parte de uno mismo que algunos no dejan crecer y evolucionar porque es una identidad nueva, una forma de ser que seduce y que asusta a la vez, una parte íntima que embriaga y al mismo tiempo uno rechaza.
Muchas veces el esclavo rechaza su deseo de sumisión en el BDSM simplemente porque tiene una idea equivocada de lo que es.
Al principio la inquietud de ser sometido aparece como una sensación pasajera y excitante. El sumiso potencial mira fotos con escenas de dominación y humillación que le excitan y nunca se plantea que pueda llegar nunca a experimentarlas.
Definición de una relación de dominación y sumisión en el BDSM
Desgraciadamente, hoy en día, muchas de las personas que utilizan la palabra sumisión la asocian con dolor, humillación y sexo. Tal vez sea preciso recordar algunos puntos importantes que a menudo no se tienen en cuenta cuando hablamos de la sumisión en el BDSM.
- La sumisión en el BDSM es consensuada y negociada. Ambos miembros de una relación Dominante/sumiso están ahí libremente. Cualquiera de sus miembros, sobre todo el esclavo o el sumiso, puede reducir, cambiar o parar una actividad por la razón que sea. En una sesión nada ocurre que ambas partes no desean que ocurra.
- Cualquier experiencia de dominación y sumisión en el BDSM tiene límites. Incluso cuando no se han establecido expresamente porque el esclavo confía plenamente en su Amo. Los límites están siempre presentes porque el límite básico es que el Amo nunca irá más lejos de lo que le permita la capacidad y la salud mental y física del sumiso. Un sumiso que ha consumido drogas, por ejemplo, no puede ser consciente de las respuestas de su cuerpo ante un fist fucking o ante una flagelación severa. El Amo nunca puede bajar la guardia a la hora de mantener la salud física y mental del esclavo en todo momento, incluso en aquellos actos en los que el esclavo ha dado su consentimiento. Me he encontrado con esclavos que están dispuestos a poner en peligro su salud de forma temeraria. Nadie que se haga llamar Amo, hará nunca nada que se salga de la tríada sano, sensato y consensuado.
- Cualquier experiencia de dominación o sumisión en el BDSM se hace desde laseguridad y la responsabilidad. El Amo siempre debe dar al esclavo o al sumiso una palabra de seguridad o una señal no verbal (si el sumiso no pudiera hablar) que el sumiso deberá emplear obligatoriamente cuando sienta la necesidad de reducir la intensidad de una actividad o bien detenerla de forma definitiva. Yo como Amo, por ley, siempre respetaré y permitiré esa señal. Ejercer el derecho a utilizar la palabra de seguridad no significa que el esclavo le esté imponiendo unos límites no pactados al Dominante. La palabra de seguridad es la prueba evidente que como Amo necesito para saber, en todo momento, que no estoy sobrepasando la capacidad física y mental del esclavo.
Existen otras consideraciones básicas respecto a la seguridad en una relación de sumisión en el BDSM:
- No hay que iniciar ningun tipo de actividad BDSM cuando cualquiera de los integrantes está cansado, enfermo, nervioso o angustiado. Y por supuesto, como ya he señalado antes, cuando se han tomado drogas. Se suele asociar al BDSM el consumo de estupefacientes como poppers o cualquier otro vasodilatador. Cada uno debe ser responsable y consecuente con sus propios actos. Que yo no haya tenido ningún tipo de accidente en este sentido no quiere decir que no conozca su existencia de buenas fuentes.
- No se deben introducir demasiadas prácticas nuevas en una sola sesión. A veces la impaciencia por probar cosas nuevas puede agotar tanto al Dominante como al sumiso, perdiendo la posibilidad de disfrutar plenamente de las inesperadas sensaciones que toda nueva práctica conlleva.
- A no ser que ambos tengan mucha experiencia, no atar ninguna parte del cuerpo de forma tan fuerte que se pierda la sensibilidad o el atado comience a sentir un hormigueo.
- No pegar tan fuerte que produzca sangre o deje marcas considerables en partes visibles del cuerpo.
- Nunca abandonar a un esclavo atado y amordazado, ni tampoco alejarse de él en ningún momento. El Amo debe ser consciente de que es el único responsable de una persona en esas condiciones de inmovilidad.
Queda claro entonces que toda la responsabilidad sobre el asunto de la seguridad recae en la parte dominante. Incluso en la ausencia de consumo de drogas por parte del esclavo. Muchos esclavos me han exigido el consumo de estimulantes para acceder a someterse. Es responsabilidad del Amo permitir o no ese consumo y aceptar las consecuencias.
En este sentido cualquier participación en una sesión de dominación y sumisión debe ser negociada con anterioridad. La experiencia me dice que una sesión entre extraños y desconocidos, en tu propia casa, suele ser desastrosa. Por eso solo me relaciono con aquellos que he tenido oportunidad de desarrollar una confianza mutua. Me gusta también reflexionar después de la sesión sobre lo sucedido y expresar lo que hemos sentido ambos.
Establecidas estas premisas, el sumiso puede sentirse seguro y comenzar su búsqueda y lograr su excitación, desarrollo y crecimiento personal. Nadie mejor que uno sabe por qué elige este camino.
La decisión de entregar tu voluntad es solo el principio de una compleja y sofisticada interacción entre Amo y sumiso. Un esclavo sumiso vive para el Amo sin pedir nada a cambio ni esperar nada a cambio, ya que el Amo sabrá recompensar la dedicación absoluta que se le entrega. El Amo es quien siempre protege a su esclavo y le transmite sus conocimientos para gozar de un sumiso perfecto.
El deseo de sumisión no define a un sumiso. Cada uno debe descubrir donde están sus límites, límites que evolucionan y se superan. Como en aquel jardín del cuento de Borges, el territorio de la sumisión está lleno de senderos que se bifurcan y cada uno decide qué camino elige.