martes, 9 de agosto de 2016

NADA MAS VERTE AHI.

GENTILEZA DE LUIS SOLSN.



En la estufa puedo ver las llamas, deslizándose en azules lentos, ocres y rojizos.Se refleja en tu piel la luz cálida del fuego cuando lame tu cuerpo desnudo, recostado en la alfombra mientras tus ojos miran a la espera de mi orden.
Qué hermoso es verte allí, sumisa y dócil, regalándome la belleza de tu mirada, el callado amor detu silencio y la tranquilidad de tu pelo acariciando tus hombros.
Sigo la línea perfecta de tus formas: tu boca, tu cuello, los firmes senos coronados por pezones altivos. Despuès, tu vientre y, a mi señal, te vuelves boca abajo para extenderme tu espalda y tus nalgas. Están lascivamente enrojecidas; hay recuerdo de gemidos sin pudor, cuando perversamente las azotè para encenderte.
Ahora, sentado en mi sillon, te observo y me deleito con tu figura plena, acariciándote a miradas yun calor lascivo en las palmas de mis manos.Aún està en mis dedos el aroma impúdico de tu sexo hurgado hasta hacerte brotar a chorros y suspiros.
Aún siento en las yemas la textura de tus jugos plenos, esos que me diste a mares, sólo cuando quise permitirlo.Aún guardo en mi retina tu culo levantado, ofrendado al ingreso caprichoso de mi músculo, cuya textura de venas indagaron por completo adentro tuyo.
Hermosa mía, siempre mía y ademas, cada vez que quiero o, simplemente, eres parte de mi antojo.Te recuerdo llegar al inicio de la tarde, friolenta y felíz de entrar por mi puerta.El ritual de tu anhelado desvestir -sólo precedido por el beso fuerte, casi carnívoro y seguramente obsceno de mi boca- fue ágil después de abrazarte con tibieza junto al fuego, para protegerte y devolverte el natural calor de tu deseo. Esperaban al costado, tu collar, tu cadena y tu amada fusta, la que ofreces con tu boca ante mi mano.
Me miraste con tus increíbles ojazos de hembra y niña: salvaje, tierna, mujer plena cuya voluntad es toda mía.Tu voz hermosa, que tanto quiero, calla sólo para complacerme en tu silencio quieto. Me acompañaste gateando de amor y sobre la alfombra ofreciste tus pechos, a la espera de las pinzas que estremecen todo tu interior.Acariciè tus poros, te bebí el aliento y te atè las manos para someterte tantas veces con delicia y con esmero.
Qué impúdico círculo de cósmicos orgasmos, espirales de sudores compartidos, compitiendo en

calores con las llamas de la hoguera.
Ahora estàs allí, pequeña flor, toda de cristal y de ternura.Me nace abrazarte por completo, tenerte a mi lado, protegerte siempre y para siempre.Iré hacia tí, mi sumisa, ángel de mi desvelo, inspiración de mis caprichos, destino de mis cuidados. Mejor dejo de escribir; sólo han sido reflexiones, es lo que provocas nada más de verte ahi.

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