martes, 30 de abril de 2013

EL FINAL.


Esa fría tarde legó el final a tan apasionada relación
 Estaba saliendo de casa para ir a su encuentro, pero algo me demoró, sabía que mi amo no estaría contento con esto, pues le enojaba mucho si me retrasaba y tenía que esperarme.
Cuando por fin pude llegar al lugar elegido, su ceño estaba fruncido, no respondió a mi saludo, ni siquiera giro su cabeza para mirarme, en silencio abrió la puerta de su auto, subí, y empezamos el viaje hasta nuestro lugar secreto.

La ida fue un tanto tensa, un silencio profundo invadía el viejo auto, que hasta parecía que tampoco quería llegar a destino.

Bajamos, no me tomo de la cintura como lo hacía siempre para guiarme adentro, caminó delante mío como ignorando que seguía sus pasos.

Abrió la puerta, entró y se sentó en su sillón de cuero marrón, encendió un cigarro y solo me observó.

Quede parada en la puerta, sin saber muy bien qué hacer, algo no estaba bien, no me atreví a entrar a aquella vieja habitación.

-Te vas a quedar todo el día ahí parada, o vas a entrar?
Su voz se sintió como un hierro helado que me atravesó la piel.
Entré muy despacio, casi no queriendo hacerlo, cerré la puerta tras de mí, y me dirigí a donde se encontraba él, me puse de rodillas, con mis manos en mi espalda.

-Quiero una explicación en este preciso momento, dijo casi en un susurro.

No entendía muy bien a qué se refería, podía sentir su mirada clavada en mí,
 

-no sé a qué se refiere amo, le respondí sin mirarlo a los ojos, pues lo tenía prohibido.

-Ahora resulta que la niña no sabe a qué me refiero, dijo en tono burlón.

Mi respuesta fue quedarme en silencio.
 
-Perfecto, no quieres contestar no lo hagas.
 
Me tomó del pelo, me levanto con fuerza y una cachetada retumbo en mi cara, 
-Avanzas un paso y retrocedes dos, no estoy jugando, no me gusta jugar, pareces una nena caprichosa porque no le compran la muñeca que quiere.
Que le pasa?
 Me preguntaba en silencio, hice todo lo que me pidió y ordeno para estar a su altura,
 Por qué me dice eso?
Cientos de respuesta y preguntas me hacía a mí misma, tratando de entender el porque de esta situación.
-Andate, me sacas las ganas de todo.
Esas palabras fueron las últimas que escuche de mi amo, aunque en ese momento no me lo imaginaba, me di la vuelta y salí con el corazón paralizado, en silencio, con mis lágrimas a flor de piel.

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