miércoles, 30 de enero de 2013

MI PRIMER AMO (PARTE 3)



El espejo me devolvió la imagen de una joven muchacha, tímida, ansiosa, asustada, y también, excitada, por qué no.

Esa tarde mi vida cambiaría, aunque yo, todavía no lo sabía. Recuerdo que tenía un nudo en la panza, la boca seca, y mi cabeza volaba por la luna de marte.

Me prepare para ir a ver a mi profesor, me probé creo, que todo mi placar, nada me convencía. Decidí vestir una pollera de tono natural ajustada, que marcara mi cuerpo, una blusa de seda de un color rosa muy cálido, y sandalias al tono, una larga cola en mi pelo, y salí de casa rumbo al bar, rumbo a lo desconocido.

El viaje duro una eternidad, el lugar elegido estaba en una céntrica esquina de mi ciudad, no era un lugar de mucha concurrencia, quizás por el nombre que tenía, quizás por el lugar en donde estaba ubicado.

Parada en la puerta de ese bar, mis ojos buscaban casi con desesperación la figura de mi profesor, mire mi reloj, la hora era la indicada, volví a mirar más detenidamente el lugar y... allí estaba, en una mesa casi al final, sentado fumando y viendo pasar la gente por el gran ventanal.

Me acerque, casi flotando en el aire, es que no controlaba nada en mí, él, al verme, se levantó de su silla, tomo mi mano y me dio un tierno y caballeroso beso.

Me indicó con su mano que me sentara, una inclinación de cabeza, y una sonrisa me demostraron que mi cara estaba roja, yo ya sentía que ardía, pero los gestos de él terminaron de confirmarlo.

- Qué toma, me preguntó él sin dejar de observarme.

- Lo que usted este tomando, respondí automáticamente.

Con una seña de su mano, le informo al mozo que trajera otro café para mí.

- Bueno, dijo, con un suspiro, empezamos?

Yo solo asentí con mi cabeza, el comenzó a sacar hojas con escritos de un portafolios viejo de cuero negro, mientras hablaba de lo que significaba la palabra sumisa y la palabra amo, explicaba diferencias, similitudes, significados.

Estaba absorta en sus palabras, observaba cada movimiento, cada sonrisa que esbozaba, sus ojos reflejaban algo que antes nunca lo había notado.

Estuvimos más de una hora, aunque la noción del tiempo la perdí quien sabe cuándo, el sol se escondía por el gran ventanal y las primeras luces asomaban tenues.

- Vio que no es cosa de otro mundo? Me dijo mientras encendía otro cigarro.

- Para usted es fácil decirlo, le dije, mientras jugueteaba con la cuchara.

- Le propongo algo, me dijo en tono picarón.

Lo mire y le devolví una sonrisa, mire a mi alrededor queriendo encontrar la respuesta en alguna parte.

- Qué quiere proponer?

- Enseñarle más profundamente, que lo sienta real.

- Bueno, la verdad es que me interesa mucho, y creo que quien mejor que usted para hacerlo.

Mis palabras fueron la firma a una historia profunda y verdadera que comenzó esa tarde en ese bar.

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